Por Drue Jaramillo, director de tecnología
El panorama de los restaurantes, al igual que cualquier industria afectada por los vientos de la evolución digital, se encuentra en un estado de cambio. Un elemento central de esta transformación es el moderno sistema de punto de venta (POS), muy evolucionado desde su humilde antecesor de caja registradora. Como ocurre con toda innovación, la adopción de sistemas POS avanzados conlleva una combinación de ventajas y desventajas potenciales tanto para los restauradores como para los comensales.
En el corazón del funcionamiento de cualquier restaurante están sus finanzas, y aquí es donde un sistema POS moderno brilla más. Estos sistemas ofrecen una descripción financiera integrada, capturando datos no solo de las ventas, sino también del inventario, la dotación de personal y los comentarios de los clientes. Una perspectiva tan holística es invaluable para los restauradores que buscan optimizar costos y mejorar la rentabilidad.
Sin embargo, por mucho que estos sistemas agilicen las operaciones del restaurante, también pueden introducir complejidades para el comensal. Los sistemas POS mejorados a menudo vienen con múltiples opciones de pago y, si bien esto puede parecer beneficioso en la superficie, podría abrumar a algunos clientes, especialmente aquellos menos conocedores de la tecnología o aquellos preocupados por la seguridad de los pagos digitales.
En cuanto al tema de la seguridad, los pagos sin contacto han experimentado un enorme aumento en popularidad. En nuestro mundo cada vez más consciente de la higiene, cuantos menos puntos de contacto, mejor. Los nuevos sistemas POS incorporan a la perfección opciones de pago sin contacto, incluida la tecnología NFC (comunicación de campo cercano) y billeteras móviles. Esto no sólo acelera el proceso de pago sino que también mejora la seguridad tanto de los clientes como del personal.
Sin embargo, los mismos pagos sin contacto plantean implicaciones financieras. Se ha observado que los clientes tienden a gastar más cuando utilizan métodos sin contacto. La abstracción de dinero en estos formatos (un simple toque o escaneo) puede separar la gravedad del gasto del acto, lo que podría llevar a un gasto excesivo involuntario por parte de los comensales.
Pero no se trata solo de la transacción inmediata. La mina de oro de los sistemas POS modernos reside en su capacidad para recopilar datos. Cada deslizamiento, toque u orden ingresada se convierte en un punto de datos. Estos datos, cuando se analizan correctamente, pueden ofrecer una inteligencia empresarial increíble. Los restaurantes pueden discernir platos populares, horas pico para comer, datos demográficos de los clientes y más. Con esta información, los dueños de restaurantes pueden personalizar sus servicios, haciendo que las experiencias gastronómicas sean más personalizadas que nunca.
Sin embargo, el poder de los datos también presenta un dilema. Las violaciones de datos, las preocupaciones sobre la privacidad y el uso ético de los datos cobran gran importancia. Si bien los sistemas POS ofrecen potentes medidas de seguridad y cifrado, no se puede descartar por completo el riesgo potencial de uso indebido o exposición de datos. Tanto los restauradores como los comensales deben ser conscientes de este arma digital de doble filo.
En esencia, la evolución de los POS señala un cambio más amplio en la industria gastronómica: un movimiento hacia un modelo integrado, basado en datos y centrado en el cliente. Pero a medida que iniciamos esta nueva era, es crucial que tanto los restauradores como los clientes sean adoptantes exigentes, que adopten las eficiencias y estén atentos a las complejidades.